De Jorge Alberto Giglio
Funciones Sábados 18hs
Polonia Teatro - Fitz Roy 1475 - CABA
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Dirección: LIZARDO LAPHITZ
Interpretes: Agustina Sáenz, Emiliano Delucchi y Lucas Alvarez
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¿Quién puede definir qué es “lo mejor” para un niño? ¿Su madre? ¿Su padre? ¿La Ciencia? ¿El “sentido común”? ¿Un compañero de juegos? ¿Quién puede ser su mejor “vocero”? La pieza nos interroga acerca del posible lugar en el que, a veces, los adultos intentan ubicar a un niño: como un juguete más en el acotado universo de una vida compartida.
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JUGANDO EN UN TIEMPO DORMIDO es una obra que nos muestra el momento de decisión de una pareja y de un particular joven conviviente. Una encrucijada familiar se abre ante las circunstancias que tienen a un hijo como objeto. Sus protagonistas se enfrentan al cambio y toman posición: adaptarse a una amarga realidad o aferrarse a una vida de sueños.
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FICHA TÉCNICA
Autor: Jorge Alberto Giglio
Interpretes: Agustina Sáenz, Emiliano Delucchi y Lucas Alvarez
Escenografía: Víctor De Pilla
Vestuario: Alicia Gumá
Diseño de Luces: Lizardo Laphitz
Producción General y Ejecutiva: Juan Halac
Asistente de Dirección: Juan Halac -
Dirección General: Lizardo Laphitz
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SINOPSIS
Diego y Lily, viven en un pueblo en franca decadencia y atraviesan una crisis de pareja en medio de las movilizantes circunstancias que afectan a su pequeño hijo, Julián.
Diego agobiado por el presente, siente que su vida no se parece en nada a la imaginada en su juventud, mientras que su medio hermano, Rafael, se aferra a otra vida, que contrasta con la de aquel y está sostenida por el juego, la imaginación y los juguetes artesanales que fabrica.
En este contexto, Diego y Lily toman una decisión que desestabiliza la rutinaria y sensible vida de Rafael, quién, en su propia defensa –y, tal vez, la de su sobrino- someterá a la pareja a una situación máxima tensión.
La obra busca retratar el contrapunto y la tensión que representan varios aspectos de la vida:
Lo marcado por las exigencias de la vida cotidiana y social, la obligada interdependencia con los otros, y un dejo de hipocresía que la acompaña –por un lado-, frente a la vida orientada por la imaginación, lo lúdico, la sensibilidad, los sueños, el decir desinhibido y cierto rechazo a la adaptación social y a sus normas, por el otro.
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