Una película de Valentín Javier Diment
ESTRENO 4 NOVIEMBRE
MALBA + ESPACIO INCAA GAUMONT
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2021 |102 min | Color y ByN | Melodrama criminal | Español | Argentina
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SINOPSIS
Argentina, años 70. Una joven desesperada recurre a una clínica que hace abortos clandestinos.
Al descubrir que está en su cuarto mes de embarazo, la doctora se niega, pero le propone vender el bebé a unos clientes suyos, ofreciéndole refugio en su casa hasta que el niño nazca.
Las perturbadas personalidades de ambas se entrelazan en una extraña y peligrosa relación.
El apego narra una historia dominada por la inquietud y la paulatina liberación de toda represión -con los choques, violencias y deseos que eso puede implicar.
Una historia en la que el amor, el crimen y las más profundas necesidades de afecto, aparecen en carne viva, y los juegos del poder bailan al ritmo de las mentiras descubiertas y de verdades impostadas.
El extremo cuidado en los aspectos visuales, sonoros y musicales, y el excelente nivel de las actuaciones hacen de El apego una pieza en que la sutileza y el exceso conviven con total naturalidad.
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TRAILER
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El apego es un melodrama criminal, una pieza de orfebrería del entretenimiento podríamos decir, un paseo por la locura y el deseo, pero también una historia habitada por temáticas donde lo humano y lo político confluyen.
Cuenta el proceso de descubrimiento paulatino entre dos personas atravesadas por el abuso, cada cual a su manera.
Refleja una época pero desde su zona más periférica, alude a conflictos que allí estaban vivos y ahora también, aunque de modos muy diferentes; a lo clandestino del aborto, del amor entre mujeres; a situaciones donde lo económico, como siempre, se mete en las decisiones particulares más íntimas, expone y abre puertas a la violencia y a las tensiones oscuras del poder.
Y muestra algunas de las maneras en que todo esto forja no solamente a la sociedad sino la intimidad más recóndita, el amor, el sexo, los cuerpos.
Esta película surge de las ganas de trabajar juntos que teníamos con Lola Berthet y Jimena Anganuzzi.
Hemos compartido otras películas, son grandes actrices, muy amigas entre ellas y mías, por lo que de modo natural nos juntamos a pensar algo.
Así, en una serie de encuentros trazamos la línea argumental de base, y a partir de allí escribí el guión.
Abrevamos en los melodramas, en las pasiones violentas, en personajes muy intensos, cada uno a su manera, en cuestiones que nos resultaban estimulantes, situaciones ricas para la actuación, una historia con peso, que se vaya desenvolviendo según la interioridad de los personajes más que por las imposiciones de la trama; con giros sorprendentes, pasos de un humor retorcido -entre absurdo y negro-, y con una sensualidad creciente, a la altura de la intensidad de la historia, de los personajes y las actuaciones.
Es que son todos códigos compartidos.
En los sucesivos encuentros vibramos con la historia que veíamos desplegarse, nos reímos a carcajadas por meter en medio de una situación intensísima un poco de humor absurdo o negro, nos quedamos en silencio midiendo si forzábamos un poco más los destinos de esos personajes, y asociábamos esas vidas hiperbólicas, esos amores enfermizos y desmesurados, a lo que cada uno conocía de su propia vida, de su propia experiencia.
Intentamos -al margen de lo excedido- vernos reflejados, que los mecanismos de esos personajes sean los que nosotros mismos experimentamos a lo largo de la vida, pero claro, exagerado.
Luego hicimos lecturas, ensayamos y conversamos de la exposición que implicarían las escenas sexuales y las de violencia para entender los mecanismos narrativos a los que apelaríamos; porque cuando se trabaja en confianza y amistad, y con dos actrices experimentadas y tan profesionales, el hecho de hacer escenas con carga erótica no tiene por qué ser algo complicado.
A veces nos preguntan por esas escenas, y la verdad es que no sólo se hicieron con mucha naturalidad, sino que fueron muy divertidas.
El sentido del humor primó durante todo el proceso.
Además son actrices con mucho criterio de escritura, que entienden y aportan muchísimo porque se interesan y saben, conocen en profundidad la materia sobre la que trabajan.
Después se fue sumando el resto del elenco.
Con Marta Haller y Germán de Silva ya habíamos trabajado en El eslabón podrido, sabíamos que nos estábamos asegurando actuación, intensidad, personalidad y diversión.
Marta es dinamita, una actriz extraordinaria (y muy divertida).
Nos daba además un anclaje más naturalista en la actuación; era, en medio de las otras dos marcianas, un personaje más reconocible.
Germán -un actor de una experiencia descomunal- tiene a mi entender una naturalidad innata tan extraordinaria que lo podés poner a protagonizar una biopic sobre la vida de Mirta Legrand y le crees todo.
El elenco se completó con amigos y grandes actores, gente con la que teníamos ganas de compartir el laburo.
Luego, a medida que se fue armando el equipo, fuimos planteando una estética que interaccione con la historia, que la potencie, y así fuimos encontrando la película, con los aportes de Claudio Beiza y Federico Mayol (fotografía y cámara).
Nos permitimos delirar e incluso manejarnos dentro de ciertos niveles de arbitrariedad, tratando de que visualmente fuera tan jugada como en su trama.
Las caracterizaciones a cargo de Néstor Burgos le dieron otra dimensión a la visualidad de los personajes, y el vestuario de Gabriela Gonzalez terminó de establecer la impronta, ya que además estamos hablando de una película de época, aunque eso lo trabajamos de modo tal que sea a la vez riguroso y poco protagónico.
Desde el inicio sabíamos que necesitaríamos un sólido trabajo de sonido para terminar de contar ese mundo tan particular y propio, y lo fuimos encontrando con un equipo en que participaron Meui Canobra, Adrián Rodriguez,
Sebastián Gonzáles y Gustavo Pomeranec, este último autor también de la música. La música implicó muchísima búsqueda: queríamos (como en el guión y el tratamiento visual) también lograr la convivencia de lo sutil y lo excedido;
Trabajamos en temas y composiciones con peso propio, que además pudieran convivir con canciones románticas de época y otras compuestas para la ocasión (no nos alcanzaba la plata para adquirir los derechos de los temas que usamos como referencia, lo cual dio, como tantas veces, el beneficio de encontrar algo más propio aún, más verdadero, de mayor intensidad).
Como todo lo queríamos muy acorde, sin descuidar detalles, trabajamos muchísimo con Santiago Recart el diseño de los títulos de inicio y cierre, utilizando los maravillosos collages de Carmen Burguess, y fuimos muy minuciosos con los vfx de Alejandro Soler y con la colorimetría de Juan Martín Hsu.
Y aquí estamos, con una película que nos alegra la vida, potente, entretenida, emotiva, caliente, divertida, visualmente impactante, con actuaciones tremendas, qué se yo... no debería estar diciendo esto yo, pero no puedo evitarlo...
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